Mi refugio

Por Gustavo Ruiz |Graduado de Summit International School of Ministry, voluntario a largo plazo

Serví durante tres años en Ciudad Refugio en diversas capacidades: en el ministerio de hombres, en el ministerio de personas sin hogar, en la enseñanza y discipulado, en la traducción y como conductor. Mi tiempo con este ministerio ha sido una de las mayores bendiciones de mi vida cristiana. Pasaron tantas cosas durante este tiempo que es difícil resumir o expresar con palabras.

Ciudad Refugio fue maravilloso. Es el lugar donde descubrí que puedo ser útil en la mano de Dios. Es un lugar muy sencillo, con gente sencilla que responde al llamado de amar a Dios y de amar y servir a los necesitados.

En Ciudad Refugio experimenté cómo Dios puede usar a alguien en diferentes áreas, formando dones y talentos según sea necesario para realizar el trabajo en cuestión. Al mismo tiempo experimenté que no me cansaba, ya que servir a Dios parecía multiplicar mis fuerzas. Pasé mucho de mi tiempo sirviendo a Dios de maneras pequeñas y prácticas (haciendo recados u operando rutas escolares en los vehículos del ministerio). Mientras servía a Dios de esta manera sencilla, no estaba consciente de lo mucho que Él estaba haciendo en mi corazón.

La sumisión, la fidelidad, la perseverancia, la hermandad, la disciplina, la conciencia de aceptación, la conciencia de mi necesidad de Dios, son lecciones que no puedes aprender en un salón de clases; las aprendes a través del tiempo, la constancia e intimidad con Dios en tu servicio a Él.

Dios ha sido tan bueno conmigo en Ciudad Refugio. Eso no significa que no haya tenido luchas, pero incluso las dificultades han obrado para bien.

Dios ha sido mi refugio.

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